>La ficha
*** The Equalizer 3. Acción, EEUU, 2023, 108 min. Dirección: Antoine Fuqua. Guion: Richard Wenk. Música: Marcelo Zarvos. Fotografía: Robert Richardson. Intérpretes: Denzel Washington, Dakota Fanning, David Denman, Gaia Scodellaro, Bruno Bilotta, Eugenio Mastrandrea.
La larga asociación entre el realizador Antoine Fuqua y Denzel Washington se remonta a 2001 y a Training Day, que le valió al actor su segundo Oscar y el primero como mejor actor (el anterior lo obtuvo como mejor actor de reparto por Glory). Cuando Washington tuvo la buena idea de resucitar el serial televisivo The Equalizer, emitido durante cuatro temporadas entre 1985 y 1989, recurrió al director que le había hecho ganar el Oscar. Una buena decisión. La versión cinematográfica de The Equalizer (2014) fue un éxito que motivó una segunda entrega en 2018 y una tercera ahora, entre las que Fuqua y Washington también rodaron el catastrófico remake de Los 7 magníficos.
Un caso diferente este de The Equalizer. La serie televisiva se beneficiaba del éxito del cine de justicieros diurnos y policiales (Eastwood y su serie sobre Harry Calahan entre 1972 y 1988) o nocturnos y aficionados (Bronson y su justiciero de la noche en las cinco entregas de Death Wish entre 1974 y 1994): un solitario oficial de inteligencia retirado se convierte en un vengador de afrentas e injusticias ajenas que se beneficia de las artes de su antiguo oficio. En el guión escrito por Richard Wenk para las tres entregas cinematográficas el protagonista, lógicamente definido en la primera, también es un ex agente, pero dotado de un perfil diferente: de día trabaja en una gran superficie de ferretería o conduciendo un vehículo de alquiler, de noche -es insomne a causa de un golpe familiar- hace vigilia en un solitario café abierto las 24 horas en el que lee por riguroso orden alfabético las obras maestras de la literatura universal -pago de una deuda emocional relacionada con el golpe- y entre horas se enfrenta a los más peligrosos asesinos para liderar o vengar a las más indefensas víctimas. Una más de las muchas secuelas de vengadores, justicieros o protectores pos Eastwood y pos Bronson. Pero no del todo: hay algo más.
The Equalizer tuvo, desde la primera entrega, cualidades de fidelización del público absolutamente propias. La primera y principal, evidentemente, es Denzel Washington (en la versión doblada enriquecido por la voz y la interpretación de Pedro Molina) interpretando un personaje meticuloso y ordenado hasta lo maniático, más frío cuanto más se inflama y más cerebral cuanto más usa la fuerza asesina. La segunda, pero no menos importante, es la dirección fotográfica primera de Mauro Fiore, colaborador habitual de Faqua y Oscar por Avatar, que marcó el estilo visual de las otras dos entregas en las que estuvo a cargo de Oliver Wood (director de fotografía de la dinastía Bourne, fallecido este año) y de Robert Richardson (guía de la dirección fotográfica consagrado por sus trabajos con Oliver Stone, Scorsese y Tarantino): es evidente que la producción valora el aporte de la fotografía a la dinastía The Equalizer: una luz fría y unos colores puros que en las escenas más intimistas y urbanas da un aire a lo Dennis Hooper a la soledad del protagonista y en las más violentas se sirve con maestría de las sombras. La tercera es la dirección de Faqua que se sirve con habilidad de las calidades de la dirección fotográfica para dar personalidad y un golpe de calidad a las tres películas. La cuarta, y menos importante, es la violencia, gancho siempre eficaz pero quemado por abuso que en esta tercera entrega se extrema.
En ella el protector se enfrenta en un pueblecito italiano a la camorra como antes hizo con agentes de la DIA y sicarios de la mafia rusa. Un poco los siete magníficos defendiendo a los mejicanos concentrados en uno que defiende a los italianos. Otro poco de violencia a la italiana heredada de los espagueti-western, los thrillers de Argento y las películas de justicieros a la italiana (que también las hubo en los 70, recuerden Milán tiembla, la policía pide justicia o Milán odia: la policía no puede disparar). Pierde el golpe de nocturno urbano americano, gana en violencia con un Denzel Washington más letal y sádicamente violento que nunca. Tiene un cierto aire de western otoñal y de despedida del personaje. ¿Será Dakota Fleming, que aquí interpreta a una agente de la DIA, la heredera blanca del personaje? ¿Será Queen Latifah, que lo ha interpretado en versión afroamericana femenina y televisiva? ¿O será el propio Denzel rejuvenecido digitalmente en una precuela? Los resultados de esta tercera entrega lo dirán. Y como están siendo espectaculares, la habrá.