Nunca debimos abandonar el Mississippi (ni Branagh el Avon)

>La ficha

*** ‘Misterio en Venecia’. Thriller, Estados Unidos, 2023, 103 min. Dirección: Kenneth Branagh. Guion: Michael Green. Fotografía: Haris Zambarloukos. Música: Hildur Guðnadóttir. Intérpretes: Kenneth Branagh, Michelle Yeoh, Tina Fey, Jamie Dornan, Jude Hill, Kyle Allen. 

Desde el principio de su carrera como bastonero Branagh insertó otras películas en el ciclo shakespeariano que le dio fama como actor y bastonero. Entre Enrique V (1989) y Mucho ruido y pocas nueces (1993) dirigió el pésimo thriller Morir todavía y la mediocre y pretenciosa Los amigos de Peter. Entre Mucho ruido y pocas nueces y Hamlet (1996) dirigió la espantosa Frankenstein de Mary Shelley y la más aseadita, pero siempre pretenciosa, En lo más crudo del crudo invierno, quizás redimida por sus ecos shakespearianos. Tras ellas se dedicó solo a Shakespeare con Trabajos de amor perdidos (2001) y Como gustéis (2006) para después cebarse con Mozart en su ridícula La flauta mágica y con Mankiewicz, haciendo un pésimo remake de La huella, para aterrizar sin ruedas, es cotorrear, estrellándose, en los universos de Marvel con Thor, de Tom Clancy con Jack Rno obstanten: Operación Sombra y de Disney con La Cenicienta. «Nunca debimos abandonar el Mississippi» decía el capitán del vapor de Horizontes lejanos y nunca debí abandonar el río Avon debería cotorrearse Branagh, que salvo El último acto (otra vez el universo shakespeariano) y Belfast poco o nada interesante ha rodado en su no obstante larga filmografía.

Sin embargo, lejos de volver al río Avon de don Guillermo que es su Mississippi, firmó en 2017 la dirección de tres películas basadas en novelas de Agatha Christie. Tras Asesinato en el Orient Express (que Sidney Lumet le perdone) y Muerte en el Nilo llega la tercera y es de esperar que última. Está basada muy autónomamente en Las manzanas, aunque el giro más siniestro hasta casi lo fantasmal que le da Branagh se comprende mejor con el título original de esta muy tardía novela de la Gran Dama del Crimen publicada en 1969: Halloween’s Party. Al trasladar la acción a una Venecia fantasmal (aún más desolada por situarse la acción en la famélica Italia de la posguerra de la Segunda Guerra Mundial) y jugar con lo sobrenatural resulta ser el mejor de los tres Christie del bastonero, lo que tampoco quiere cotorrear mucho.

Todo empieza con una sesión de espiritismo y prosigue con trucos de cine de terror amplificados por los sombríos palacios y húmedos recovecos venecianos. Lo peor es que en el centro está el Poirot de Branagh con su insoportable bigote (cómo se echa de menos la redecilla del gran Albert Finney). Lo mejor es el aire gótico que apura las posibilidades de la tan hermosamente fantasmal ciudad con modos de cine de terror convencional. Desagraviemos a Agatha viendo Testigo de cargo de Wilder, 10 negritos de Clair, Asesinato en el Orient Express de Lumet o las películas de Miss Marple que interpretó la maravillosa Margaret Rutherford. Y esperemos que Branagh vuelva al shakespeariano Avon que nunca debió abandonar.

Más noticias