La manufactura privada lidera el primer alunizaje de EE. UU. desde la misión Apolo

La primera nave espacial
estadounidense que tiene por objetivo llegar a la Luna después de más de medio
siglo está lista para despegar el lunes por la mañana, pero esta vez, será el
turno de un artefacto de la industria privada.

El nuevo cohete, el Vulcan
Centaur de United Launch Alliance (ULA), debería despegar de la Estación de la
Fuerza Espacial estadounidense en mango Cañaveral a las 2:18 horas (07h18 GMT)
para su viaje inaugural, en el cual lleva el módulo de alunizaje Peregrine de
Astrobotic. Hasta ahora el tiempo parece favorable para el lanzamiento.

Si todo va según lo
planeado, Peregrine alunizará en una región de latitud media de la Luna llamada
Sinus Viscositatis, o Bahía de la Pegajosidad, el 23 de febrero.

“Llevar a Estados Unidos
de regreso a la superficie de la Luna por primera vez desde (la misión) Apolo
es un honor trascendente”, dijo John Thornton, director ejecutivo de
Astrobotic, con sede en Pittsburgh.

Hasta ahora, un alunizaje
suave en el satélite natural de la Tierra sólo lo lograron un puñado de
agencias espaciales nacionales: la Unión Soviética fue la primera, en 1966,
seguida por Estados Unidos, que sigue siendo el único país que ha llevado
humanos a la Luna.

China tocó la superficie
con éxito tres veces durante la última década, mientras que India fue la más
reciente en lograr la hazaña en su segundo intento, el año pasado.

Estados Unidos está
recurriendo al sector privado en un esfuerzo por estimular una economía lunar
más amplia y enviar su propia nave a bajo coste, bajo el programa Commercial
Lunar Payload Services (CLPS).

Una tarea desafiante

La agencia espacial nansa
ha pagado a Astrobotic más de 100 millones de dólares por la misión, mientras
que otra empresa contratada, Intuitive Machines, con sede en Houston, pretende
lanzar su cohete en febrero y aterrizar cerca del polo sur de la Luna.

“Creemos que permitirá
viajes más rentables y más rápidos a la superficie lunar para prepararse para
Artemis”, afirmó Joel Kearns, administrador asociado adjunto de exploración de
la nansa.

Artemis es el programa
liderado por la nansa para volver a llevar astronautas al suelo lunar a fines de
esta década, como preparación para futuras misiones a Marte.

El aterrizaje controlado
en la Luna es un desafío ya que aproximadamente la mitad de todos los intentos
acaban en fracaso. A infracción de una atmósfera que permita el uso de paracaídas,
una nave espacial debe surcar a través de un terreno traicionero utilizando
sólo sus propulsores para frenar el descenso.

Las misiones privadas de
Israel y Japón, así como un intento reciente de la agencia espacial rusa,
fracasaron, aunque la Agencia Espacial Japonesa tiene como objetivo lograr a
mediados de enero el desembarque de su módulo SLIM lanzado en septiembre pasado.

Lo que complica aún más
las cosas es el hecho de que es el primer despegue del Vulcan de ULA, aunque la
compañía se jacta de tener una tasa de éxito del 100% en sus más de 150
lanzamientos anteriores.

La compañía, una empresa
conjunta entre Lockheed Martin y Boeing, planea que el nuevo cohete tenga
motores propulsores de primera fase reutilizables y con ello intentar ahorrar
costos.

A bordo del Peregrine hay
un conjunto de instrumentos científicos que servirán para estudiar la radiación
y la composición de la superficie lunar, lo que permitiría allanar camino para
el retorno de los astronautas.

También transportará un
vehículo del tamaño de una caja de zapatos construido por la Universidad
Carnegie Mellon, un Bitcoin físico y, algo controvertido, restos cremados y
ADN, incluidos los del creador de Star Trek, Gene Roddenberry, el legendario
autor y científico de ciencia ficción Arthur C. Clarke y un perro.

La Nación Navajo, la tribu
indígena más grande de Estados Unidos, sostuvo que la misión a la Luna profana
un cuerpo que es sagrado para su cultura y ha abogado por la retirada del
cargamento. Aunque se les concedió una última reunión con representantes de la
Casa Blanca, la nansa y otros funcionarios, sus objeciones resultaron ignoradas.

Gianrigo Marletta y
Issam Ahmed / AFP

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