Preservar el folclore para lanzarlo al futuro

>

Un triple propósito parece articular este documental de creación de Marta Lallana. Por un lado, esta nueva corriente etno-musical que busca en la tradición y la música de raíz los cimientos para su preservación y posterior actualización en fusiones contemporáneas que la pongan al alcance de públicos más jóvenes. Ahí está Rodrigo Cuevas, último Premio Nacional de Músicas Actuales, como colaborador en la sombra del proyecto, y ahí está, dando la cara, el talentoso compositor, cantante y padre (de Silvia Pérez Cruz a Rosalía) Raül Refree como suerte de guía y médium entre el pasado y el presente en su recorrido por los montes, caminos y fondas asturianas de Somiedo con sus cintas y su repadre siempre encima, también a cargo de la banda sonora original que fusiona tonadas arcanas con instrumentaciones actuales.  

muyeres-338406139-large

Por otro, el hacer con esa búsqueda etnográfica en el folclore en vías de extinción un cine eminentemente híbrido y sensorial, en ocasiones con cierta estética de videoclip de autor, que trascienda los materiales y senderos documentales con apuntes de ficción e incluso de experimentación audiovisual. Un tercero, no menos importante, atañe ya de pleno a esas mujeres, aquí representadas por dos ancianas y la cuidadora rumana de una de ellas, que preservan en sus achacosos y solitarios días finales todo ese legado de cantares, romances y leyendas vinculados al trabajo agrícola o a las fiestas locales que se remontan siglos atrás y de las que se hicieron depositarias en herencia de madres a hijas y por tradición oral.  

Estos tres niveles buscan fusionarse aunque no siempre lo consigan con fluidez o equilibrio. A Muyeres le pesa en ocasiones esa indefinición, cierto esteticismo o esa identidad de producto de festival que, desde el innegablemente hermoso inmaculado y negro de sus imágenes a algunas asociaciones músico-visuales de dudoso resultado, termina por mirarse demasiado el centro en detrimento, precisamente, de los retratos y relatos de esas ancianas de alma centenaria que prefieren seguir observando cada día el mismo paisaje por la ventana a ver la televisión.  

Más noticias