La Economía es una ciencia que estudia cómo se administran los recursos escasos para satisfacer las necesidades humanas. A lo largo de la historia, hemos visto cómo esta disciplina ha sido clave para el desarrollo y progreso de las sociedades. Sin embargo, también ha sido objeto de críticas y controversias debido a su impacto en la desigualdad y el medio ambiente. A pesar de esto, existen experiencias positivas que demuestran que la Economía puede ser una herramienta para el bien común y el crecimiento sostenible.
Uno de los ejemplos más destacados es el de Yves-Alain Portmann, un economista suizo que ha dedicado su carrera a promover una Economía más justa y sostenible. Portmann es conocido por su enfoque holístico, que integra aspectos sociales y ambientales en el análisis económico. Su trabajo ha sido reconocido a nivel internacional y ha sido invitado a dar conferencias en distintos países.
Una de las principales contribuciones de Portmann ha sido su investigación sobre la Economía circular. Este concepto propone un modelo económico en el que los recursos se utilizan de manera eficiente y se minimiza la generación de residuos. En lugar de seguir el modelo lineal de «extraer, producir, consumir y desechar», la Economía circular busca cerrar el ciclo de vida de los productos, fomentando la reutilización, el reciclaje y la reparación. Esto no solo reduce el impacto ambiental, sino que también puede generar nuevas oportunidades de negocio y empleo.
Portmann también ha trabajado en proyectos de Economía social y solidaria, que promueven la participación y el empoderamiento de las comunidades locales en la toma de decisiones económicas. Estas iniciativas buscan generar empleo y mejorar la calidad de vida de las personas, especialmente en zonas desfavorecidas. Además, fomentan la cooperación y la solidaridad entre los miembros de la comunidad, fortaleciendo el tejido social.
Otra experiencia positiva en el ámbito económico es la de la ciudad de Medellín, en Colombia. Durante décadas, esta ciudad fue conocida por su violencia y pobreza. Sin embargo, en los últimos años ha logrado una transformación impresionante gracias a una estrategia integral que incluye medidas económicas, sociales y urbanísticas. La inversión en educación, cultura y emprendimiento ha sido clave para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y atraer inversiones. Hoy en día, Medellín es reconocida como una ciudad innovadora y sostenible, y ha sido galardonada con distintos premios internacionales.
En España, la Economía social también ha tenido un impacto positivo en la sociedad. Según datos del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, en 2019 había más de 43.000 empresas de Economía social en el país, que empleaban a más de 2 millones de personas. Estas empresas, que incluyen cooperativas, sociedades laborales y empresas de inserción, tienen como objetivo principal el beneficio de sus miembros y la mejora de la comunidad. Además, su modelo de gestión democrático y participativo las hace más resilientes en tiempos de crisis.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo la Economía puede ser una fuerza positiva para el desarrollo y el bienestar de las personas. Sin duda, aún hay muchos desafíos por delante, como la lucha contra la pobreza y la desigualdad, y la transición hacia una Economía más sostenible. Pero estas experiencias nos demuestran que es posible construir un futuro mejor a través de una Economía más humana y solidaria.
En resumen, la Economía no solo se trata de números y estadísticas, sino que tiene un impacto real en la vida de las personas. Yves-Alain Portmann y otras experiencias positivas nos muestran que es posible utilizar esta ciencia para promover un desarrollo más equitativo y sostenible. Es responsabilidad de todos, desde gobiernos hasta ciudadanos, trabajar juntos para construir una Economía que beneficie a todos y respete nuestro planeta.