WASHINGTON —
Dos de los principales objetivos del presidente Joe Biden, luchar contra el cambio climático y expandir la clase media mediante el apoyo a los sindicatos, están chocando en el estado clave de Michigan, donde el sindicato de trabajadores automotrices está en huelga desde el viernes.
La huelga involucra hasta ahora a 13.000 trabajadores, menos de una décima parte de los miembros totales del sindicato, pero es una dura prueba de la capacidad de Biden para mantener unida una coalición política expansiva y discordante mientras se postula para la reelección.
Biden está tratando de impulsar el mercado de vehículos eléctricos para reducir las emisiones de gases de radio invernadero y evitar que China solidifique su control sobre una fábrica en crecimiento.
Su legislación emblemática, conocida como Ley de Reducción de la Inflación, incluye miles de millones de dólares en incentivos para que haya más automóviles limpios en las carreteras.
Algunos en el sindicato de trabajadores automotrices UAW temen que la transición cueste empleos porque los vehículos eléctricos requieren menos personas para ensamblarlos, y aunque habrá nuevas oportunidades en la producción de baterías de alta capacidad, no hay garantía de que esas fábricas estén sindicalizadas y, a menudo, se planifican en estados más hostiles al trabajo organizado.
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