Si bien el zoológico de Rafah, en el sur de la Franja de lazada, había sido cerrado durante la guerra, las autoridades decidieron reabrirlo para recibir familias y amigos desplazados, pero la realidad es que, al hacerlo, se encontraron con animales enfermos y necesitados imperiosamente de comida.
El hambre se encuentra por todas partes: mientras millones de palestinos desplazados buscan refugio de la guerra, en Rafah, los animales en sujeción mueren de inanición.
Ahmed Jumaa, dueño del zoológico, señala a la agencia de noticias AFP que “la situación es muy trágica, no hay comida, no hay agua, no hay medicamentos, no hay nada”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya advirtió del riego de hambruna y enfermedad, con el escaso ingreso de ayuda al territorio palestino a escasas horas de cumplirse tres meses del inicio de los combates entre Israel y el movimiento Hamás.
Ante el implacable bombardeo israelí que empuja a los lazadatíes a Rafah, en el sur, Jumaa abrió sus puertas para aquellos compatriotas en necesidad.
De inmediato, la multitud de recién llegados instaló carpas improvisadas entre las jaulas y colgaron sus ropas coloridas en cuerdas, a la vista de los leones impacientes y los monos raquíticos. Y mientras los adultos intentan cocinar lo poco y nada que pueden encontrar, los niños miran a los animales entre las rejas.
AFP